Juan Borja

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Alexandra Barreto, corresponsal en Argentina de Diario Expreso, Guayaquil

Juan Borja: “Cuido mi voz como una modelo a su cuerpo”

El tenor ecuatoriano, quien vive en Argentina, dice que la lírica es un arte del cual es fácil enamorarse.

Dice que su talento musical es indiscutiblemente obra de Dios. Desde hace dos años reside en Buenos Aires, pero ya en los 80 estuvo en Argentina formándose en el arte lírico.

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En su página web dice que usted tiene agudos brillantes al puro estilo del tenor italiano Enrico Caruso...

Lo puse porque es un comentario muy halagüeño, de Oscar Thompson, crítico musical de la revista Cruz del Sur (Argentina). Es una crítica que hizo sobre un espectáculo que hice.

Al compararlo con Caruso, ¿cómo se siente?
Pienso que está exagerando, pero entiendo por otro lado, quiero creer que no está comparando los medios vocales, ni la calidad de la voz, ni la emisión de los agudos, pero sí en la forma de hacerlo. Fue muy bondadoso al relacionarme con el rey de los tenores.

Fue discípulo del tenor argentino Carlos Guichandut, ¿cómo fue esa experiencia?
Este fue un tenor que
comenzó de barítono, su figura está muy subvalorada; tuve la suerte de trabajar con él, para mí fue uno de los más grandes en encarnar el rol de Otelo en la ópera de Verdi, uno de los más difíciles que se ha escrito.

En una entrevista usted expresó cierto alivio, ya que Nancy Yánez realizó un estudio denominado Memorias de la Lírica, en Quito, revelando que en Ecuador sí había antecedentes en el arte lírico.
Yo solo tengo elogios para el trabajo musicológico de Nancy porque era un aspecto que nunca antes se había tomado en cuenta. En nuestro país ha existido una tradición lírica y no es que estamos tratando de imponer algo nuevo cuando queremos montar espectáculo de ópera. Hay que recordar las compañías de ópera en Guayaquil que dirigió el maestro Negri o el maestro Arijita.

Se formó en el Teatro Colón de Buenos Aires, uno de los más importantes del mundo, ¿qué significado tiene para usted?
Tiene mucha importancia. El Teatro Colón es uno de los pioneros que forma cantantes dentro de la órbita misma del teatro.

¿Cómo se da su paso en el mundo de la ópera?
Generalmente, los cantantes de ópera venimos de familia a la que no le interesa la lírica. Mi padre tuvo hermosa voz, pero no le interesó este campo. En mi casa siempre hubo discos y el culpable es alguna grabación que mi padre tiene que haberle regalado a mi madre en su época de cortejo, cayó en mis manos y me deleitaba al escuchar esos sonidos agudísimos, hasta que descubrí que no es que gritaban sin ton ni son, sino que había una historia.

¿Cómo se puede lograr que a la juventud actual le interese escuchar ópera?
La lírica es un arte del cual es fácil enamorarse. Hoy día incluso en los lugares recónditos donde no hay teatro o acceso directo a la ópera hay una juventud que le interesa. Eso no es magia es simplemente la capacidad de acceder a ello a través de los medios modernos. No es raro que la juventud actual le guste la ópera. Un adolescente para interesarse en la lírica lo único que necesita es una mínima información porque es un arte que apela a las emociones del ser humano.

El tenor José Carrera dice que el peor enemigo de un artista es uno mismo.
Es verdad, porque el artista se desnuda frente a los demás. Y si no muestra todo y oculta algo que no le conviene, no está siendo honesto consigo mismo.

¿Es autocrítico con su trabajo?
Sí, aunque aprendí que la perfección es enemiga de lo mejor. Uno tiene que permitirse fallar para poder crecer.

Dirigió teatro de ópera con El murciélago de Strauss y Mi Bella Dama, de Lerner y Loewe.
Esa oportunidad me la ha dado el Ecuador. Cuando regresé al país me encontré con que no había trabajo para un cantante lírico, pero viendo la parte positiva hice muchas cosas que nunca hubiese hecho. Mi carrera ha sido bastante estrafalaria porque al llegar a Ecuador yo mismo monté, dirigí, hice de diseñador escénico, de vestuario, etc. Talvez todo lo hice no a la perfección, pero en todo me metí, eso es uno de los aspectos que me permite la lírica.

También incursionó en radio.
Sí, gracias a Diego Oquendo y con él me metí en la aventura de hacer transmisiones de ópera en vivo, algo que nunca se había hecho. La radio se cambiaba de casa en esa época, aprovechamos la mudanza para derribar las paredes e hicimos que entraran todos los cantantes e instrumentos.

¿Hay que irse fuera del país para que lo valoren más?
Sí, pasa acá y en todos lados. Siempre el pasto del vecino es más verde que el de uno.

¡Profeta en otras tierras!
Cuando uno vuelve de fuera, impresiona más. Cuando yo fui a Ecuador, no es que pasó así, pero es necesario como experiencia salir del sitio donde uno vivió.

En Internet encontré una frase simpática que decía: “Un buen tenor representa la autenticidad sexual de sus pasiones”.
Que la asuma el que la escribió (risas). La voz es una de las herramientas más emocionantes con la que contamos. Y las emociones pueden pasar por lo sexual, pero también por todo el rango de emociones humanas.

Entre José Carrera, Plácido Domingo y Luciano Pavarotti, ¿cuál es su elección?
Muchos otros, hay tantos.


Su profesión requiere cuidados al máximo. Eso genera un plus adicional de estrés en su vida. ¿Se vuelve un ser neurótico?
Sí, somos muy psicóticos los cantantes (risas). Dependemos de un instrumento muy frágil y si está en malas condiciones no cobramos, si no cobramos nos morimos de hambre.

Es decir tiene que estar 90-60-90 en la voz.
Sí, tal cual como una modelo, nuestro instrumento es el cuerpo. La voz es algo físico y procede de nuestro cuerpo.

¿Cómo se cuida?
Soy vegetariano, no fumo y tomo alcohol de vez en cuando.

En Guayaquil hay algunas cantantes como Beatriz Gil o Astrid Achi, cuyos inicios en la lírica los han dejado por incursionar en otros géneros musicales, ¿será que la lírica no es comercial?
No creo en las separaciones, no existe una división entre música clásica y popular, todos los grandes genios de la lírica se han nutrido de la música popular de su tiempo. La división comienza a darse por la amplificación del sonido. No hay nada de malo que un tenor pueda cantar rock.

Los medios argentinos ponderan la calidad de voz de Juan Borja, ¿cuál es la diferencia del espectador argentino y del ecuatoriano?
Hay de todo. Cuando llegas a la emoción de la persona, todos los públicos son iguales. El público guayaquileño es muy generoso con el aplauso. El quiteño un poco más reservado. Eso es a nivel emocional, pero a nivel intelectual el espectador argentino es terriblemente más informado porque en el Colón ha escuchado a más de uno. Es más exigente a nivel de formación.

Cuando se presentó José Carrera en Guayaquil se comentó que la gente que asistió fue más por esnobismo que por otra cosa.
Yo pienso que es cierto, es una tristeza, porque el valor de la entrada tenía un precio que a todos no les permitía acceder.


Carrera dice en sus entrevistas que el fútbol y la ópera están en íntima relación: “El tenor es el que mete los goles en el escenario”.
Yo lo voy a ver desde el punto de vista que la lírica es muy emocional y el fútbol ni hablar. Para mí, el fútbol como espectáculo no es tan interesante como el fútbol como deporte.

Actualmente se está dando un boom de tenores latinoamericanos como el peruano Juan Diego Flórez, al cual llaman el Tom Cruise de la ópera.
Es como el boom literario. Estamos hablando de algo que siempre estuvo y la gente no lo notó. Antes de Flórez existía Alejandro Granda, ahora se está dando el “mega star” y a los medios les gusta alimentarse de eso.

De todos los papeles que personificó en una ópera, ¿cuál le gusto más?
He disfrutado todos, pero los que no me han salido del todo bien me han dado el reto para tratar de ser convincente la próxima vez.

Teniendo como pareja a una mezzosoprano (Lídice Robinson), comparten la afinidad o ¿surge competencia entre los dos?
Es una relación muy linda. En nuestro caso no hay rivalidades, lo hemos manejado muy bien y nuestras voces son distintas.

¿Cómo se puede lograr que el público ecuatoriano sea más afín con la lírica que con otros géneros musicales que quizá no aportan tanto?
Sí los medios nos dieran una mano en eso… Una vez en Teleamazonas hicimos un extracto de la ópera Rigoletto que montamos en el Teatro Sucre; la pasaron en un horario que era muy tarde y la gerenta de Producción me comentó que al día siguiente habían tenido llamadas como nunca. El único espaldarazo que necesitamos es que se la conozca.

Usted fue jurado del reality Pop Star (Teleamazonas, 2004), del cual salió ganadora Gabriela Villalba, ex Kiruba y actualmente integrante del grupo Kudai. ¿Cómo ve usted que llegó a ese nivel internacional?
Me encantó la experiencia de trabajar en este programa. Me encanta lo de Gabriela, ojalá todas esas chicas talentosas que conocí llegasen a lo mismo.

¿Cuáles son sus proyectos?
Acá en Argentina me siento muy bien, estoy en una Compañía llamada Positano Lírica, estamos haciendo muchos eventos en Buenos Aires y fuera. Además, me gusta dirigir espectáculos.

¿Ha recibido apoyo de la Embajada de Ecuador en Argentina?
Como todas las embajadas ecuatorianas tienen limitaciones a nivel económico, pero el apoyo en otro sentido ha sido fantástico. A nivel personal siempre me ha respaldado.

¿Canta en la ducha?
Sí… Pregúntales a mis vecinos, ja, ja, ja.

     

Estefanía Flores en: www.interactive.net.ec

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Juan Borja: la palabra más importante para un artista debe ser “gracias”

Mientras nos bebemos un café, al gusto de cada uno, le pedimos a Juan Borja que nos cuente sobre su carrera. Con una dicha que solo la música y el hacer lo que a uno le gusta puede proporcionar nos comenta sobre su arte y su carrera.

¿Qué te llevó a dedicarte a la música?
Si calculamos que el inicio de la actividad profesional es aquel concierto por el que cobras y el cual te produce algún ingreso, diría que ando en esto unos 22 años aproximadamente.

Desde la perspectiva de una persona que ama la música lo extraño es que otras persona nos se dediquen a la música.

Entiendo el atractivo que tiene dedicarse a cualquier otra actividad creativa, a cualquier otra profesión, pero me resulta tan lógico y natural dedicarse a la música... Mi pregunta es ¿Por qué no todo el mundo se dedica a la música aunque sea por afición?

Puedo decir que es un privilegio del cual estoy muy agradecido.

¿Cómo te preparaste para esta profesión?
Me gradué en el Teatro Colón de Buenos Aires, que es uno de los más importantes del mundo. Pero, me gusta referirme a aquellos más humildes orígenes cuando comencé a estudiar música aquí en Quito y me parece justo dar un reconocimiento a aquellos primeros profesores con los que yo empecé.

Yo fui alumno de don Perico Echeverría, un importante compositor de música vernácula ecuatoriana y un importante compositor de música académica ecuatoriana, a pesar de que su producción en este último campo es muy poco conocida y muy poco difundida

Y me gusta referirme a Blanquita Hauser, con quien me inicié aquí en la ciudad de Quito y cuyo aporte cosechamos todos los días ya que no creo que nadie me discuta que un alto porcentaje de la actividad lírica, o tendiente a al creación lírica en el país, es resultado de sus esfuerzos.

¿Y si no te hubieras dedicado a la música...?
Ese es mi problema. Tengo demasiadas aficiones aparte de la música. Creo que una de las razones por las que uno no alcanza ciertos objetivos o los objetivos que uno se plantea en la primera juventud es porque tiende a dispersarse. Es que la vida es una sola y hay tantas cosas interesantes...

Quizás el atractivo que ejerce dedicarse al arte lírico, en particular al teatro musical, radica justamente en la conjunción que se da allí de artes muy diversas: el canto, la música, la coreografía, el ballet, el diseño escenográfico, la pintura, el diseño de iluminación.

¿Cómo hace un tenor en Ecuador para llegar a fin de mes?
Sí es posible, lo que pasa es que uno tiene que abrir un poquito la mente para enfocar las cosas de varias maneras. Si uno tiene la capacidad de transmitir el mensaje de algunos de los grandes compositores a través de la propia voz, no importa si es en uno de los más importantes escenarios del mundo o si es en un sitio más pequeño.

Creo que la palabra más importante que un artista debe decir es gracias. Uno siempre tiene razones para agradecer. Primero, porque uno tiene un don, un talento. No estoy diciendo que mí don es extraordinario o mayor que el de otros, todos tenemos un don por haber nacido seres humanos.

El ser humano tiene un don que es el arte y el arte es el poder crear. Por eso dice la Biblia que somos creados a imagen y semejanza de Dios y creo que la semejanza consiste en que también podemos crear. No podemos crear un amanecer, no podemos crear un árbol, no podemos crear una hormiga, pero podemos crear una sonata o una pintura. Entonces, aunque no se comparan con las creaciones divinas, de todas maneras son un acto de creación y yo creo que ese acto de creación justifica que vivamos. Yo no creo que el hombre está aquí para matarnos unos a otros o para las grandes cuestiones de los políticos o para hacer guerras o negocios, creo que estamos aquí para crear y eso justifica que lleguemos un día frente a Dios y digamos “Mira, esta taza [la] hice yo. No se compara [con tus criaturas], pero es linda".

Juan Borja 
 
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